Nicaragua, sumergida en una doble crisis.
- ReddeApoyoaEstudiantesNic
- 12 may 2020
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Darwin Castillo
11 de mayo 2020
Nicaragua es el segundo país más pobre de América Latina, después de Haití, posición económica que lleva más de una década y sin posibles horizontes a solucionar a corto plazo.
El estallido social de abril 2018 sorprendió a todos los nicaragüenses y al mundo entero. Ya analistas políticos anunciaban que Nicaragua poco a poco se estaba convirtiendo en una olla de presión que en cualquier momento podía estallar, sin embargo, no se veía indicios alguno que eso iba a suceder, puesto que, la población juvenil de la que se espera una sublevación natural, aparentemente estaba dormida en los brazos de la políticas populistas implementadas por el régimen.
El acaparamiento de poderes, las constantes elecciones fraudulentas y las violaciones de los derechos humanos era el modus operandi del régimen sin ninguna resistencia fuerte antes de abril. No obstante, eso cambió completamente cuando el aparato represivo utilizó los grupos de choque (turbas orteguistas) para atacar a la población adulta que se acompañaba de jóvenes para protestar en contra de las reformas al seguro social que contemplaba mayor cotización tanto del sector laboral como del sector jubilado.
La represión fue en aumento hasta cobrar la vida de centenares de asesinados, miles de heridos, presos políticos, miles de exiliados y una economía a colapsar era el resultado de una Nicaragua que sufrió las consecuencia por ejercer su derecho a la protesta pacífica.
En abril 2020 se cumplieron dos años de aquéllos acontecimientos que siguen vigente en la memoria de la población pero amenazada constantemente por la dictadura ante cualquier intento de protesta, haciendo uso exclusivamente de las armas para mantener su poder.
Con el segundo aniversario de crisis sociopolítica que se asomaba, el mundo experimentaba una transformación total por el brote del COVID-19. Países del primer mundo subestimaron al coronavirus, hasta que vieron colapsar el sistema sanitario y fue entonces que comenzaron a tomar acciones de confinamiento, acción clave para detener la propagación.
Cuando ya el contagio se había propagado por todo el mundo y con la presencia del COVID -19 estaba en Centroamérica, el gobierno de Nicaragua a través de las campañas de Rosario Murillo decide promover eventos masivos que iban en contra de las orientaciones brindadas por la OMS para contener la propagación del virus.
Hace una semana que el Minsa (Ministerio de la salud), no brinda informe actualizados del avance del contagio pero que desde sus primeros reportes mantienen tasas muy bajas de contagios y fallecidos. Lo cual se contradice a los últimos acontecimientos que cada día se ven en Nicaragua y que nunca antes se había vistos como el fallecimientos de personas en las calles, bancos y mercados o el aumento desproporcionado de fallecidos por neumonía atípica que son el diagnósticos comúnmente brindado por las autoridades médicas.
Sin ningún plan de contingencia proporcionado por el gobierno, la amenaza se vuelve más latente. Los expertos prevén que la situación en Nicaragua sea mucho más crítica que la situación que se ha vivido en el Ecuador, de la cual nos sorprendió a todos por la cantidad de muertos abandonados en las calles de la región de Guayaquil por el colapso de la atención médica en los hospitales.
Doble crisis azota el futuro de Nicaragua y ante la ausencia y negligencia de la pareja presidencial la solución en gran parte depende de la misma población nicaragüenses con la articulación sólida de sus sectores para hacerle frente a esta realidad que puede ser devastadora para la población.
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